ARIZONA. Las colinas junto a la frontera de Arizona con México se sienten empinadas y con baches a medida que Paul Estrada conduce su vehículo a lo largo de la cerca mientras patrulla el área en busca de contrabandistas de drogas y de migrantes.
Al pasar junto a señales de tránsito acribilladas a balazos, el agente policial señala las partes del muro que son bajas y lamenta lo fácil que es contrabandear drogas a Arizona. En apenas un mes, Estrada y sus colegas en la frontera pudieran confrontar un nuevo reto: la marihuana legal.
En el mismo día de las elecciones presidenciales, el 8 de noviembre, cinco estados votarán para decidir si legalizan o no la marihuana con fines recreativos, entre ellos Arizona y California, los primeros dos estados fronterizos en sopesar la idea.
Si la propuesta es aprobada en Arizona, muy pronto pudiera haber tiendas de marihuana en un lugar que desde hace tiempo ha sido centro del contrabando de drogas. En ciudades como Nogales se puede ver a contrabandistas casi a diario mientras escalan la cerca fronteriza con mochilas llenas de la hierba.
“Es una batalla incesante”, dijo el coronel Frank Milstead, jefe del Departamento de Seguridad Pública de Arizona. “No puedo decirles que haya un día en el que no interceptemos a alguien contrabandeando alguna droga al estado”.
En Arizona se ha debatido cómo responderán los cárteles a la iniciativa de legalización.
Los líderes de las agencias del orden dicen que el cambio fortalecerá los cárteles, al permitirles infiltrar el marcado legal de marihuana e impulsarlos a vender drogas más potentes. Los partidarios de la legalización argumentan que el cambio va a socavar a los cárteles al eliminar un importante sector de sus negocios.
Carlos Alfaro, subdirector de la campaña por la Proposición 205, dice que la legalización en otros estados ya ha llevado a una caída en las confiscaciones de marihuana por la Patrulla Fronteriza.
Desde el año fiscal 2011 hasta 2015, el número de confiscaciones hechas por la agencia en todo el país cayó 39%. En el sector de Tucson —que llegó a ser el corredor de contrabando más utilizado en la nación— las confiscaciones han caído 28%, de acuerdo con estadísticas de la Guardia Fronteriza.
“Ahora los cárteles tienen competencia”, dijo Alfaro. “Tienen que competir con negocios legítimos en Estados Unidos con un producto que es más puro, con regulaciones sobre lo que se ofrece en los estantes y a los precios”.
Las autoridades aún confiscan grandes cantidades de marihuana en Arizona. La Patrulla Fronteriza incautó casi 363.000 kilos (800.000 libras) en el último año fiscal en el estado. Otros 54.000 kilos (120.000 libras) fueron confiscados en cruces fronterizos en el sector de Tucson.
A medida que la marihuana es legalizada en más lugares, los cárteles “están buscando aumentar su participación en el mercado de otras substancias controladas, especialmente la heroína y la metanfetamina”, dijo el jefe del sector de Tucson, Paul Beeson, en una declaración escrita.
Funcionarios de aduanas confiscaron más de 1.860 kilos (4.100 libras) de metanfetamina y 390 kilos (863 libras) de heroína en cruces fronterizos en el sector de Tucson en el último año fiscal. Eso es un incremento de 46% en metanfetamina y de 77% en heroína durante los últimos dos años. La cantidad de metanfetamina confiscada en lo que va del presente año fiscal ha rebasado ya el total del año pasado.
Hasta ahora, la marihuana sigue siendo la principal droga confiscada en la frontera, dijo Beeson.
En toda el área fronteriza, los cárteles contratan a vigías que se sientan en las cimas de colinas y montañas para detectar la presencia de agentes del orden. Disfrazan camiones con camuflaje en lo profundo del desierto de Arizona, despojándoles de sus interiores y llenándoles con drogas. Más recientemente, los contrabandistas han comenzado a utilizar cañones de fabricación casera para disparar grandes paquetes de marihuana a través de la frontera.
Hace unas semanas, las autoridades cercanas a la frontera encontraron un cilindro de 1,8 metros (seis pies) lleno con 50 kilos (110 libras) de marihuana tras escuchar una fuerte explosión, dijo Milstead. Los detectives concluyeron que el paquete había sido lanzado por un cañón de aire y había caído a unos 228 metros (250 yardas) de la cerca.
Además, los caminos y carreteras están llenos de retenes de la Patrulla Fronteriza, en los que los agentes buscan drogas y contrabandistas. Esos retenes seguirán allí incluso si la marihuana es legalizada en el estado.
Eso se debe a que la hierba es aún ilegal bajo la ley federal, que se impone a las regulaciones locales.
Agentes locales del orden dicen que la legalización de la marihuana presentara obstáculos, tales como automovilistas que conducen bajo sus efectos. Les preocupan las muertes en accidentes de tránsito, que dicen han aumentado en Colorado como resultado de la marihuana, y señalan que hacer arrestos por drogas será mucho más difícil porque el olor de la hierba ya no será causa probable para registrar a una persona.
Finn Selander, agente retirado de la agencia federal antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) y partidario de la legalización, concuerda con que las organizaciones delictivas pondrán su atención a otras drogas, pero dijo que la marihuana es su mayor fuente de ingresos y de todas formas la legalización va a perjudicarles.
La posibilidad de que los cárteles se dediquen a vender otra cosa es “una excusa tonta” para oponerse a la legalización de la marihuana, dice Selander.
“De eso se trata el crimen organizado, de encontrar algo que pueda vender”, dijo.
Por ASTRID GALVAN, Associated Pres
s
s