Tomado de Armario Libre
Barahona.- El futuro y porvenir del hombre es tan incierto, como la vida misma; sin embargo, la visión podría ser el anhelo de un ser humano para ubicarlo en el lugar, momento y el negocio, que unidos estos tres elementos, son la plataforma para el bienestar de un pueblo que no es Estebanía de Azua, ni el barrio de Villa Consuelo en Santo Domingo, sino, la avenida Luperón y las esquinas formadas por la misma Luperón con José Francisco Peña Gómez (Uruguay), donde funcionan con mucho éxito la panificadora Barahona y Panettis, para orgullo de los barahoneros.
Yunes Alexandre Sánchez, no es un artista famoso, pero tampoco un actor de Hollywood, es un hombre oriundo de Estebanía, Azua, que luego de pasar parte de su vida trabajando en empresas de Santo Domingo, fracasar en un negocio, y ser taxista, encontró el éxito en el pueblo de las oportunidades, Barahona, al menos, para muchos que acogen este pueblo bendecido por Dios, para prosperar y progresar.
Casado con Marcia Bienvenida Medrano, Yunes recuerda que cuando comenzó con la panificadora Barahona, lo hizo “a manos pelá”, porque los RD$40 mil que le exigieron los propietarios originales del establecimiento, fueron prestados y los 25 sacos de harina con los cuales comenzó a operar, fueron adquiridos a crédito.
Antes de emprender su propio negocio, laboró para Coca-Cola y Leche Rica, donde se capacitó, llegando a ocupar el puesto de supervisor de esta última empresa, desde Nizao, provincia Peravia, hasta la frontera, lo que al parecer fue suficiente para conocer la idiosincrasia, no solo del comerciante barahonero, sino también, del consumidor de la bien llamada Perla del Sur.
Yunes, además de agradecerles de manera infinita a los propietarios originales de Panificadora Barahona, Bienvenido Matos (Picho) y La Morena, por permitirle instalarse sin exigir un centavo, expresa que parte del éxito obtenido es producto del buen trato dado por la Cooperativa de Procesadores de Harina (Coproharina), la cual aglutina a las panaderías a nivel nacional.
Expresó que tenía la distribución de la harina, pero que la cooperativa decidió comercializar ellos mismos el producto, luego de que renunciara a Leche Rica para dedicarse al negocio, que es cuando instala, junto con su primo, la panadería en Villa Consuelo, donde fracasa, quedándose en ese momento “sin pito y sin flauta”, sin dinero, sin trabajo y sin negocios.
“Yo vine aquí a hacer negocios con Picho y La Morena con las dos manos pelá y la boca, sin nada. Solo tenía una camioneta y la mitad era del socio; entonces vine y hablé con Picho y parece que era algo que Dios me tenía guardado, porque mi papá había fallecido en el dos mil y yo renuncié a la herencia que él dejó y dije que se lo dieran a mi madre”, dice Yunes hoy lleno de satisfacción por los logros obtenidos.
Dijo que Picho, cuando le dijo de quien era hijo en Estebanía, Darío Sánchez, le expresó que no necesitaba para arrendar la panadería, pero alega que fue lo mejor, porque aunque el propietario del negocio no lo sabía, él no andaba con un peso encima.
“Lo grande de todo esto es que yo renuncio a la herencia de mi papá, pero cuando llego aquí, quien me abre la puerta es las amistades de mi papá. Picho me dijo, mira muchacho, tú no sabes lo que yo le debo a tu papá, él me hizo favores y me aconsejó muy bien, de forma tal que yo lo veía como si fuera mi padre; además de que mi padre hacía negocios con Federico Matos, el padre de Picho, y eran íntimos amigos y empecé a cultivar la amistad de mi papá aquí. Papá tuve una familia en Enriquillo, yo tengo seis hermanos de padre, él compraba y vendía reces por esta zona”, manifestó Yunes Sánchez.
Comenzó con la panificadora Barahona en el 2005, con un crédito de 25 sacos de harina y los materiales para fabricar el pan, que en total, no llegaba a RD$35 mil.
“Hoy sigo aquí arrendado por agradecimiento, porque la planta procesadora nos queda pequeña, además de que no tiene la estructura para soportar la metodología con la que nosotros estamos trabajando”, manifestó.
Agradeció a los colmaderos, quienes afirmó, lo respaldaron muy bien, aunque la competencia era bastante fuerte.
Relata que trabajaba desde las cinco de la mañana hasta las nueve de la noche, pero que luego de observar que toda su competencia cerraba al medio día, para tomar la siesta barahonera, decidió continuar abierto, dejándole grandes beneficios tan solo en dos horas.
“Nosotros cambiamos la estructura de hacer negocios de panadería aquí en Barahona, en Panettis nosotros damos servicio hasta las diez de la noche”, precisó.
A partir del 2008, comienza a hacer un pan especializado, como es el de sándwich, hot-dog y tostada, surtiendo a las cafeterías de todo el municipio, comenzando a tener más rentabilidad.
Yunes Alexandre, como forma de prepararse para ofrecer un mejor servicio, en el 2009 comienza un diplomado sobre gerencia en Santo Domingo, y al ver que pasajeros compraban pan para llevar a Barahona, pregunta las razones, y la respuesta, negativa por cierto, en vez de enfadarlo, le abrió las luces para satisfacer un blanco de público que prefería adquirir el producto en otro lugar.
Esa crítica de Alexandra Castro, quien definió el pan de Barahona de sucio y mala calidad, lo puso a pensar en llevarle al pueblo un producto nuevo, que es de donde sale Panettis, que se ha convertido, desde sus inicios, en el mejor pan no solo de Barahona, sino de toda la región.
“Esa fue una crítica que en vez de sentirme mal, me elevó para abrir a Panettis. Ahí me dije si traen el pan de Santo Domingo, si dicen que el pan es de mala calidad, es porque hay un sector económico que busca un producto más elevado, y es donde comienzo a idearme a Panettis”, precisó Yunes.
Panettis
Yunes reveló que comenzaron a trabajar con 50 libras de harina en Panettis en el 2009, pero que su meta era 500, equivalentes a cinco sacos, lo que fue superado en tres meses y al día de hoy, producen entre 1400 y 1500 libras de harina cada día, que es lo mismo que 14 y 15 sacos.
Destacó que en Panettis, cada día, hacen hasta 20 quintales de harina por día, mientras que en la panificadora Barahona producen entre 24 y 27 quintales por día.
En tanto, el departamento de Repostería o pastelería hace cada mes alrededor de cinco mil libras de pasteles.
Yunes precisó que entre Panettis y la panificadora Barahona, procesan entre mil 200 y mil 400 sacos de harina cada mes, lo que afirmó, lo llena de satisfacción y orgullo, porque además de ofrecer un buen producto, le brinda trabajo a 80 empleados directos y una cantidad indeterminada de indirectos.
Las dos panaderías suplen del pan a 38 escuelas de Barahona y Pedernales (desayuno escolar), con lo que miles de estudiantes de esas dos provincias se desayunan con ese producto de primera calidad.
“De este negocio nosotros hemos sacado casa, tenemos finquita, se mantienen alrededor de 78 empleados fijos, pero de manera indirecta se benefician más de 120 familias”, precisó.