Berlín. Un grupo de desconocidos lanzó hoy una granada de mano a un centro de refugiados de Villingen-Schwenningen (sur de Alemania), en un ataque que no causó daños personales pero que ha desatado las alertas de las autoridades por considerarse una nueva dimensión en la violencia contra los migrantes.
La granada fue a caer junto al contenedor del personal de vigilancia, donde se encontraban en ese momento tres empleados, pero no llegó a estallar, indicaron a la prensa fuentes policiales. El artefacto fue lanzado desde la calle, chocó contra una valla de protección y finalmente fue a parar ante ese puesto de seguridad, prosiguieron esas fuentes, que declinaron aventurar si el contenedor habría resistido una eventual detonación.
El artefacto cayó a las 01.15 horas de la madrugada (00.15 GMT) en el recinto del centro de acogida, y aunque el seguro estaba desbloqueado, la granada no explotó, por circunstancias aún no aclaradas. La bomba de mano fue descubierta a continuación por uno de los guardias de seguridad, que alertó a las autoridades. La policía acordonó la zona y la granada fue explosionada de forma controlada por los artificieros.
Según las fuerzas de seguridad, se trata del primer ataque de estas características en esta localidad de poco más de 80.000 habitantes en el estado federado de Baden-Württemberg. Agentes de la unidad especial que ha asumido el caso buscan ahora posibles pruebas en las inmediaciones del suceso. En el centro de acogida de refugiados, en un antiguo cuartel, se encuentran alojadas actualmente unas 170 personas. Según datos de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), Alemania registró en 2015 un total de 163 ataques violentos a albergues de refugiados en el país, casi seis veces más que en el año anterior.
Un grupo de desconocidos lanzó hoy una granada de mano a un centro de refugiados de Villingen-Schwenningen (sur de Alemania), en un ataque que no causó daños personales pero que ha desatado las alertas de las autoridades por considerarse una nueva dimensión en la violencia contra los migrantes.
La granada fue a caer junto al contenedor del personal de vigilancia, donde se encontraban en ese momento tres empleados, pero no llegó a estallar, indicaron a la prensa fuentes policiales.
El artefacto fue lanzado desde la calle, chocó contra una valla de protección y finalmente fue a parar ante ese puesto de seguridad, prosiguieron esas fuentes, que declinaron aventurar si el contenedor habría resistido una eventual detonación.
El artefacto cayó a las 01.15 horas de la madrugada (00.15 GMT) en el recinto del centro de acogida, y aunque el seguro estaba desbloqueado, la granada no explotó, por circunstancias aún no aclaradas.
La bomba de mano fue descubierta a continuación por uno de los guardias de seguridad, que alertó a las autoridades.
La policía acordonó la zona y la granada fue explosionada de forma controlada por los artificieros.
Según las fuerzas de seguridad, se trata del primer ataque de estas características en esta localidad de poco más de 80.000 habitantes en el estado federado de Baden-Württemberg.
Agentes de la unidad especial que ha asumido el caso buscan ahora posibles pruebas en las inmediaciones del suceso.
En el centro de acogida de refugiados, en un antiguo cuartel, se encuentran alojadas actualmente unas 170 personas.
Según datos de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), Alemania registró en 2015 un total de 163 ataques violentos a albergues de refugiados en el país, casi seis veces más que en el año anterior.
Hasta ahora, la mayoría de estos ataques se han saldado con daños materiales, que en ocasiones han causado la destrucción parcial o la inhabilitación de las instalaciones.
El ministro de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, calificó el ataque de "acto terrorista", mientras que desde el estado vecino a Baden-Württemberg, Baviera, su titular del Interior, Joachim Herrmann, advertía de que el atentado supone una "nueva dimensión" en la violencia contra los refugiados.
La CDU Merkel quiere aprobar en febrero el nuevo paquete de leyes de asilo
Berlín, 29 ene (EFE).- La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, llevará por la vía rápida al Parlamento el acuerdo alcanzado ayer con sus socios de coalición para la reforma de las leyes de asilo y que agilizará la expulsión de los refugiados a quienes se rechace como asilados.
El jefe del grupo parlamentario conservador, Volker Kauder, anunció hoy el propósito de presentar a la aprobación del Bundestag (Cámara Baja) el correspondiente proyecto de ley ya en febrero, tras lo que se someterá a la ratificación del Bundesrat (Cámara Alta).
Los acuerdos alcanzados la noche anterior entre los partidos de la gran coalición -CDU, su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD)- son parte de los "esfuerzos nacionales para hacer frente" a la crisis de los refugiados, que deben enmarcarse en una "solución europea", apuntó.
Kauder expresó, en ese sentido, su confianza en que en el próximo Consejo Europeo de febrero se logren avances en el objetivo de "reducir" la llegada de refugiados al continente y que la UE logre dar una "respuesta cohesionada" a ese gran desafío.
La gran coalición alemana alcanzó ayer una solución de compromiso para agilizar las expulsiones de los solicitantes de asilo que vean rechazada su petición, restringir las posibilidades de reagrupación familiar e incluir a Marruecos, Argelia y Túnez en la lista de países de origen considerados seguros.
La reunión entre los líderes de la coalición -Merkel, el bávaro Horst Seehofer y el socialdemócrata Sigmar Gabriel- estaba enmarcada en las fuertes tensiones en la alianza de Gobierno y el ultimátum planteado por la CSU, que exigía medidas urgentes y advertía que, en caso contrario, recurría al Tribunal Constitucional.
La CSU ha insistido en la necesidad de imponer un límite -200.000 peticionarios al año- a la llegada de refugiados, cuestión que han rechazado hasta ahora tanto el SPD como Merkel.
Seehofer se mostró hoy "satisfecho" por el acuerdo conseguido, en una breve comparecencia tras las declaraciones de Kauder y de que ya anoche Gabriel avanzara, al término de la reunión en Cancillería, que se había alcanzado un acuerdo.
Al encuentro entre los líderes de la coalición siguió otra sesión entre Merkel y los jefes de Gobierno de los "Länder", que se prolongó por más de cuatro horas, tras las cuales la propia canciller compareció ante los medios, sobre la medianoche, a informar de lo acordado.
Merkel expuso las líneas generales de lo pactado, explicó que se han mantenido ya intensas negociaciones con Marruecos y garantizó que se negociará con todos los países de origen para evitar los actuales obstáculos a las devoluciones.
"Queremos integrar a las personas que perspectivas de quedarse en el país, pero también expulsar a quienes no las tengan", manifestó Merkel, quien recordó que tras incluirse a los Balcanes en la lista de países de origen seguros se ha agilizado la tramitación de los expedientes de los demandantes con pocas posibilidades de prosperar.
En la reunión de ayer se acordó una moratoria de dos años al derecho a la reagrupación familiar para los solicitantes de asilo que no consigan el estatus de refugiado, pero sí "protección subsidiaria" para permanecer en el país por razones humanitarias, lo que incluye a algunos contingentes de solicitantes sirios.
Tras la llegada el año pasado de cerca de 1,1 millones de solicitantes al país, la canciller recalcó que la integración de los refugiados es "la próxima gran tarea" nacional, para lo que se acordó crea un grupo de trabajo que abordará las medidas que exige ese objetivo.
La principal vía para la integración, recalcó, es el acceso al mercado laboral, pero es necesario también que los refugiados conozcan y asuman los "valores" alemanes.
Merkel aseguró que había sido "un buen día" al lograrse cerrar de forma definitiva el paquete de medidas consensuado el pasado mes de noviembre para intentar frenar la llegada de solicitantes de asilo, que se encontraba bloqueado.
2.300 demandas de solicitantes de asilo en Alemania por retraso en procesos
Berlín, 29 ene (EFE).- Un total de 2.299 peticionarios de asilo, principalmente de Afganistán, Irak, Eritrea y Siria, demandaron el año pasado ante los tribunales alemanes a la Oficina Federal para Migración y Refugiados (BAMF) ante el retraso en la tramitación de sus solicitudes.
Con los recursos por omisión presentados ante diversos tribunales administrativos de todo el país, los peticionarios quieren obligar a las autoridades a acelerar los trámites, según informa hoy el diario regional "Thürigner Allgemeine" en base a la respuesta del Ministerio del Interior a una interpelación de una diputada de La Izquierda.
La mayoría de recursos fue presentada por solicitantes de Afganistán, con 560, Irak (337), Eritrea (217) y Siria (207).
Para acelerar los procesos, el BAMF amplió el año pasado su personal en alrededor de un 40 %, subrayó el ministerio.
Además, esta institución abrió el año pasado veinte nuevas oficinas y destinó un total de 400 llamados decisores a la tarea exclusiva de procesar casos antiguos pendientes de resolución, precisó.
Para optimizar los tramites y garantizar un procesamiento más eficiente, las solicitudes son repartidas en tres grupos según el país de región del peticionario y el tiempo estimado que requerirá su gestión.
De esta manera, en 2015 la cifra de resoluciones duplicó a la del año anterior, con 282.726 frente a 128.911, destacó el ministerio.
