El gobierno insiste en que Fethullah Gulen, un clérigo musulmán que vive en Estados Unidos, fue el autor intelectual del alzamiento
ESTAMBUL. El gobierno turco escaló el martes la respuesta contra las personas que considera aliadas de los presuntos autores del fallido golpe de estado y despidió a casi 24.000 maestros y empleados del Ministerio de Educación en todo el país y exigió la renuncia de 1.577 decanos universitarios.
La purga está tocando prácticamente todo aspecto de la vida del gobierno.
La prensa local, en rápidos reportes, informó que el Ministerio de Educación despidió a 15.200 personas en todo el país; el Ministerio del Interior destituyó a 8.777 personas y la Junta de Educación Superior pidió la renuncia de los decanos. Además, 257 personas que trabajaban en la oficina del primer ministro fueron despedidas y la Dirección de Asuntos Religiosos anunció la remoción de 492 personas, incluyendo clérigos, oradores y maestros religiosos.
Los despidos del martes se suman a las casi 9.000 personas que han sido detenidas por el gobierno, incluyendo personal de seguridad, jueces, fiscales, personalidades religiosas y otros. La agencia estatal de noticias Anadolu informó que los tribunales ordenaron que 85 generales y almirantes permanezcan encarcelados pendientes a ser enjuiciados por su papel en el fallido golpe de estado del 15 de julio.
La violencia que rodeó a lo sucedido el viernes causó la muerte de 208 simpatizantes del gobierno y de 24 presuntos golpistas. El gobierno insiste en que Fethullah Gulen, un clérigo musulmán que vive en Estados Unidos, fue el autor intelectual del alzamiento y ha demandado su extradición. Gulen niega estar involucrado.
Entre los detenidos están el general Akin Ozturk, ex comandante de la Fuerza Aérea y supuesto ideólogo del alzamiento julio, y el general Adem Hududi, responsable de contrarrestar las posibles amenazas procedentes de Siria, Irán e Irak.
Ozturk ha rechazado las acusaciones y afirma que ni planeó ni dirigió el golpe, de acuerdo con Andalou.
La agencia agregó que el asesor del presidente turco para la Fuerza Aérea, teniente coronel Erkan Kivrak, fue detenido cuando estaba de vacaciones y transferido a Ankara. No se dieron razones para su arresto.
Mientras, el presidente Recep Tayyip Erdogan hizo una serie de presentaciones televisivas hasta las primeras horas del martes en las que narró detalles dramáticos de cómo sobrevivió al fallido golpe de estado y mencionó la posibilidad de reintroducir la pena de muerte en el país para castigar a los conspiradores.
Erdogan dijo a la cadena estadounidense CNN que apenas pudo escapar de la muerte, luego de que los golpistas irrumpieron en el pueblo de Marnaris, donde estaba de vacaciones.
“Si me hubiera quedado allí unos 10 o 15 minutos más, me habrían matado o capturado”, dijo en entrevista el lunes por la noche.
Hablando ante centenares de partidarios en las afueras de su residencia en Estambul en las primeras horas del martes, Erdogan respondió a llamados a la pena de muerte diciendo simplemente: “No se pueden soslayar las demandas del pueblo”.
La pena de muerte fue abolida en Turquía en 2004 como parte de las gestiones del país para integrarse a la Unión Europea. Varios funcionarios europeos han dicho que reinstaurarla sería el fin de esas aspiraciones.
Miles de personas sospechosas de tener lazos con el religioso han sido purgadas de la judicatura.
“Ninguna democracia debe permitir que soldados, fiscales, policías, jueces y burócratas sigan órdenes de una organización externa en lugar de la burocracia institucional”, advirtió Erdogan el martes.
En declaraciones en el Parlamento, el presidente del opositor Partido Movimiento Nacionalista, Devlet Bahceli, dijo que su partido apoyaría una norma para reintroducir la pena de muerte si la presenta el gobernando Partido Justicia y Desarrollo. Erdogan necesitaría apoyo de la oposición para aprobar esa medida.
En las multitudinarias manifestaciones a favor del gobierno registradas en plazas importantes todas las noches desde el golpe fallido han expresado un clamor a favor de que los insurrectos enfrenten la pena de muerte.
Por DOMINIQUE SOGUEL y SUZAN FRASE
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