SEÚL. El enviado de Estados Unidos sobre el programa nuclear de Corea del Norte, Sung Kim, aseguró hoy en Seúl que su Gobierno busca junto a otros países imponer más sanciones al régimen de Kim Jong-un por su última prueba atómica.
Washington tratará de aprobar en el Consejo de Seguridad de la ONU una nueva resolución “lo más fuerte posible y cuanto antes” que incluya sanciones más duras al país asiático, indicó el representante de Washington sobre políticas hacia Corea del Norte.
El enviado estadounidense aludió a la necesidad de “demostrar a Corea del Norte que sus acciones ilegales y peligrosas tienen graves consecuencias”, según declaraciones recogidas por la agencia local Yonhap.
Sung Kim habló a los medios locales en Seúl tras reunirse con su homólogo surcoreano, Kim Hong-kyun, para abordar el último ensayo nuclear de Corea del Norte.
El régimen de Kim Jong-un llevó a cabo el viernes su quinta y más potente prueba atómica, en la que aseguró haber detonado cabezas nucleares aptas para acoplarse en sus numerosos y variados misiles, lo que de ser verdad supondría una peligrosa amenaza.
Según el enviado estadounidense, la acción norcoreana “ha servido para fortalecer y alentar la determinación internacional de hacer pagar por sus acciones a la RPDC (nombre oficial de Corea del Norte)”.
Tras el ensayo nuclear del viernes, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió una dura declaración de condena, y ha iniciado los preparativos para elaborar una nueva resolución que sirva para castigar al régimen norcoreano y obligarle a abandonar el desarrollo de armas nucleares.
El Consejo ya emitió en marzo la resolución 2270, que establece duras sanciones comerciales a Pyongyang como respuesta a la cuarta prueba nuclear y el lanzamiento de un cohete espacial con tecnología de misiles en los dos meses anteriores.
Aunque las últimas sanciones imponen duras trabas a sus transacciones financieras con el exterior, Corea del Norte, lejos de abandonar sus pretensiones nucleares, se ha reafirmado en su voluntad de seguir desarrollando armamento atómico al considerarlo un garante de su “supervivencia”
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