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domingo, 30 de abril de 2017

La discreción de Obama, protagonista de sus 100 primeros días de expresidente

El expresidente estadounidense, Barack Obama , participa en una charla sobre la organización comunitaria y el compromiso cívico en la Universidad de Chicago, en Illinois, Estados Unidos. Este fue el primer acto público de Obama desde que dejara el cargo el pasado mes de enero.
WASHINGTON. La discreción ha sido la principal característica de los primeros 100 días de Barack Obama como expresidente de Estados Unidos, pese a su promesa de alzar la voz si las acciones de su sucesor, Donald Trump, amenazaban los valores fundamentales del país.
El que fuera presidente en los últimos ocho años se tomó unas largas vacaciones a destinos paradisiacos, junto a su mujer, Michelle, en las que empezó a escribir sus memorias, y ha mantenido un perfil bajo, evitando pronunciarse públicamente sobre las controvertidas decisiones de su sucesor, Donald Trump.

Tras dejar la Casa Blanca, Obama y su familia se mudaron a una mansión de un lujoso barrio de la capital estadounidense, irónicamente próxima a la residencia de la hija de Trump, Ivanka, y no tardaron en irse de vacaciones.

Al acabar la toma de posesión de Trump, el mismo 20 de enero, Barack y Michelle Obama volaron a la coste oeste del país para pasar unos días en Palm Springs, en el desierto de Sonora, en California.

Desde allí, la pareja se dirigió a las Islas Vírgenes Británicas para continuar sus vacaciones y practicar deportes acuáticos con su amigo multimillonario Richard Branson, fundador del grupo Virgin.

Sin embargo, lo que más trascendió de estos primeros meses de pospresidencia fue su estancia de casi un mes en la Polinesia francesa, donde se les vio acompañados en un superyate por la presentadora estrella de la televisión Oprah Winfrey, el músico Bruce Springsteen y el actor Tom Hanks.

La embarcación de 450 pies y valorada en 300 millones de dólares les llevó a Tahití, a la isla de Le Taha’a y a Bora Bora.
Hablemos de dinero
El dinero ha sido un tema que le ha granjeado críticas tanto de su sucesor, que compartió un vídeo en su cuenta de Twitter, como de sus compañeros de partido, los senadores Elizabeth Warren y Bernie Sanders, ya que, según los medios, Obama cobrará 400.000 dólares por dar una charla en Wall Street sobre sanidad en septiembre para la empresa de comercio e inversión Cantor Fitzgerald.
Esta cifra, que dobla lo que cobran por sus discursos los expresidentes George W. Bush y Bill Clinton y la excandidata presidencial Hillary Clinton, equivale al sueldo anual del mandatario del país.

En lo público, Obama ha mantenido una gran discreción, solo rota en contadas ocasiones, como cuando el 30 de enero defendió “los valores estadounidenses” ante el “peligro” que según él suponían algunas de la primeras medidas de Trump.

“Ciudadanos ejerciendo su derecho constitucional de reunión, organización y haciendo que sus voces sean escuchadas por los oficiales electos es exactamente lo que esperamos ver cuando los valores estadounidenses están en peligro”, dijo entonces criticando el veto contra ciertos inmigrantes y musulmanes que había impuesto Trump y que luego fue suspendido por los tribunales.
La discreción de Obama, protagonista de sus 100 primeros días de expresidente

Más recientemente, el 20 de abril, llamó al candidato socioliberal a la Presidencia francesa, Emmanuel Macron, para expresarle su apoyo.

Sin embargo, su reaparición más esperada se dio el pasado 24 de abril, en la conferencia en su ciudad predilecta de Chicago (Illinois), la primera de una serie de actos públicos que continuarán en los próximos meses.

“¿Qué ha pasado desde que me fui?”, dijo Obama en tono de broma al comenzar el acto, eludiendo todo comentario sobre la actualidad.

Obama, en cambio, se comprometió a dedicarse a animar y preparar a los jóvenes para que se impliquen en política, y abogó por mirar a los inmigrantes “como personas” y no “como ‘un otro’” que pueda perjudicar a los estadounidenses.

Dos días antes de dejar el poder, Obama prometió que alzaría su voz si consideraba que las acciones de Trump amenazaban los “valores principales” del país, pero no planea abandonar su discreción en sus apariciones públicas de los próximos meses para no alimentar las tensiones políticas, según han explicado sus asesores.

El 7 de mayo recibirá un premio de la Biblioteca John F. Kennedy, después tiene previsto dar un discurso en Italia en la Cumbre Global de Innovación Alimentaria sobre el efecto del cambio climático en las provisiones de alimentos, y el 25 de mayo irá a Alemania para participar en un acto junto a la canciller Angela Merkel.

Además, a través de la Fundación Obama y de su futura biblioteca presidencial, ambas en Chicago, el expresidente espera identificar a jóvenes con talento y pasión por el trabajo comunitario y darles las herramientas que necesiten para tener éxito en ella. (Miriam Barchilón)